DR: No querría con Esther seguir viviendo
lo que hizo ya no puede perdonarse;
que se vaya, no me agrada estar sufriendo
ciertas cosas no deben olvidarse.
CORO: Perdónala, perdónala,
es dulce, te fue fiel, es una dama
Perdónala, perdónala,
seguro que aún ella te ama.
DR: No
querría con Esther seguir viviendo
lo que pude perdonar lo he perdonado;
esa tarde cuando ya se estaba yendo
confesó que ella nunca me había amado.
CORO: Perdónala, no obstante,
regresa a aquellos besos como miel.
Esther te fue leal, te fue constante,
y toda la vida te fue fiel.
DR: No
querría con Esther seguir viviendo,
nuestra vida fue amarga como hiel;
esa tarde cuando ya se estaba yendo
confesó que ella nunca me fue fiel.
¡Y,
dale!
CORO: Compréndela, ten calma,
fueron sólo veinte hombres hasta ayer,
y piensa que en el fondo de su alma
esa muchacha es una dulce mujer.
DR: No
querría con Esther seguir viviendo,
ya no puedo perdonar a esa muchacha;
esa tarde cuando ya se estaba yendo
me persiguió por la casa con un hacha.
CORO: Tolérala, es solo una muchacha,
conviene que unos días no se vean,
las mejores parejas se pelean,
y casi todas se persiguen con un hacha.
DR: No
querría con Esther seguir viviendo,
mis amigos nunca fueron de su agrado;
esa tarde cuando ya se estaba yendo
opinó que eran todos unos vagos.
CORO: Olvídala, debes olvidarla,
de esa bruja por fin te liberaste.
Pero cuéntanos antes de olvidarla
qué fue lo peor, lo que no le perdonaste.
DR: Lo último que hizo fue tremendo;
eso sí que no puede perdonarse;
esa tarde cuando ya se estaba yendo...
decidió quedarse!