Cantata del Adelantado Don Rodrigo Díaz de Carreras...
(Cantata)

"Mastropiero que nunca".
Teatro Coliseo de Buenos Aires el 20 de mayo de 1979

MM: Mastropiero era un apasionado de la investigación histórica; se pasaba largas horas en la biblioteca de la opulenta marquesa de Quintanilla, cuyos volúmenes le apasionaban. Así supo Mastropiero, precisamente allí, en la biblioteca, de la existencia de un enigmático personaje del siglo XV, el Adelantado don Rodrigo Díaz de Carreras, hijo de Juana Díaz y Domingo de Carreras. Al principio de su investigación, Mastropiero supuso que don Rodrigo pertenecía a la misma familia Díaz que las célebres cortesanas Angustias y Dolores Díaz, pero luego, cotejando ciertas fechas, comprobó que Angustias y Dolores no provenían de esos Díaz... está bien... jajaja... Mastropiero ya estaba por abandonar la investigación cuando encontró en la biblioteca de la marquesa el viejo manuscrito de un anónimo poema épico redactado sobre la base del diario de viaje del Adelantado don Rodrigo Díaz de Carreras. Según este poema, don Rodrigo había arribado a las costas del Río de la Plata en 1491, o sea, un año antes del descubrimiento oficial de América; este hecho por fin explicaba su título de Adelantado. El poema describía además su heroico periplo hacia el norte del nuevo continente a lo largo de muchos años, culminando su gloriosa gesta en la isla de Puerto Rico. Impresionado por el hallazgo del poema, Mastropiero lo usó como texto para una de sus obras más célebres, con la que Les Luthiers finalizan su recital de esta noche: "Cantata del Adelantado don Rodrigo Díaz de Carreras, de sus hazañas en tierras de Indias, de los singulares acontecimientos en que se vio envuelto, y de cómo se desenvolvió". La obra se inicia con el arribo de don Rodrigo a lo que luego se denominaría el Río de la Plata.

MM: Culmina Rodrigo dura travesía;
se acerca a la costa su fiel carabela
después de seis meses de brava porfía.
Desciende orgulloso, y con galanura,
ya clava su espada en la tierra soñada,
la tierra del oro, y de la aventura.

EA: Llegados a tierra firme, con nativos pronto dimos

CORO: ¡Nos descubrieron! ¡Por fin nos descubrieron!

EA: Y en convite conocimos sus tolderías

CORO: ¡Pasen y vean qué lindas tolderías!

EA: Al conocer sus tesoros despertó mi idea fija
y al final cambiamos oro por baratijas.

MM: ¡Oro por baratijas! ¡qué abuso! ¡qué trueque tan desigual! Después del canje don Rodrigo guardó en un cofre lo que había obtenido: montañas... de baratijas.

EA: ¡Tramposos! ¡Aprovechadores! ¡devolved el oro!

CORO: ¡Minga! ¡Minga!

EA: Rescatemos nuestro oro, mis valientes
con coraje, con la espada, con los dientes;
mi honra está en juego, y de aquí no me muevo.

CORO: ¡Uououououo!

MM: ¡Firme ante el enemigo!
¡Firme, con valor!
¡Firme don Rodrigo!
Y don Rodrigo...
firmó la rendición.

Echa a andar Rodrigo tras mejor estrella
leguas y más leguas hacia el rumbo norte.
Le siguen sus huestes en la heroica huella
a través de montes, de valles, de sierras.
Mas, destino esquivo, encuentra nativos
que al cantar auguran sus sones de guerra.

CORO: Somos comechingones muy renombrados;
joyas, collares, mantas, vendemos en el mercado,
LP: Bueno...
CORO: y a los que no nos compran nos los comemos asados.

EA: No conseguiréis asustarme tras tan larga travesía;
he venido a conquistarles y a vender artesanía.
Mi honra está en juego y de aquí no me muevo.

CORO: ¡Ia ia ia ia!

EA: ¡Sí me muevo!

MM: Y huye don Rodrigo otra vez al norte; triste, sin su tropa, huye solitario. Descarga del hombro su pesado cofre, y haciendo un alto, anota en su diario:

EA: Ayer dimos con un grupo de nativos y fuimos atacados, con todo éxito. He debido proseguir solo esta marcha, ya que los indios decidieron quedarse a comer con los soldados; digo, "a" los soldados.

MM: Y en varias jornadas de marcha muy dura, llega a una meseta de increíble altura.

EA: Llegué a tierras altiplanas arrastrando con porfía
mi cofre de artesanías, magra fortuna.
Allí encontré indios buenos que al ver mi traza ruinosa
me cantaron una hermosa canción de Puna.

CORO: Duérmase, don Rodrigo, duérmase.
Cierre sus ojitos,
no los deje abiertos
que si no se duerme
se va a quedar despierto.
Duérmase, duérmase
duerma don Rodrigo
duérmase, duérmase
vamos duérmase, duérmase
de una vez.

LP: ¡Arrorró!

MM: Diez horas duró este "arrullo puneño". Rodrigo, agotado por tal cortesía, prosigue su viaje en busca del sueño, del sueño de gloria.

EA: (desperazándose) Disculpe

MM: Del sueño de gloria que alienta sus días:
descubrir poblados, conquistar reinados,
y vender si puede las artesanías.

EA: Con mis fuerzas casi extintas a vasto imperio llegué;
puse pie en tierra de incas, o sea, hice hincapié.

MM: Y llega Rodrigo en día de fiesta,
ve galas, pendones, banderas, y cintas;
y una muchedumbre, que hasta pavor da,
que colma el camino real de los incas,
que los nativos llamaban "Avenida de los de Acá".

EA: Y vide pompa y boato como no vi en cortes nuestras:
sacerdotes, oficiantes, nobles, jefes, consejeros;
y vide tres mil guerreros que de poder daban muestras,
esclavos y servidores... y como diez mil extras.

CORO: Somos los incas.

CN: Somos los incas,
un pueblo incansable,
nuestras riquezas
son incalculables.

Abominamos de incautos e incapaces,
pero nuestras canciones
son todas inca-ntables.

MM: La gala imponente del fasto aborigen
recuerda a Rodrigo su sino glorioso,
el noble designio que al viaje dio origen;
y encarando al Inca, anuncia gozoso:

EA: ¡Artesanías! ¡Vasijas de barro, ponchos, mates, boleadoras, todo a mitad de precio!

MM: Rodrigo es prendido por doce nativos,
mas lucha, se zafa y proclama altivo:

EA: ¡Deteneos, ignorantes, atrasados!
Desde hoy quedáis todos conquistados.
Mi honra está en juego, y de aquí no me muevo.

CORO: ¡Uo uo uo!

MM: Quinientas leguas al norte, Rodrigo, un tanto agitado,
triste nota que los incas del cofre se han inca-utado.
El cofre que fue en la huida olvidado, descuidado,
o digamos que fue en verdad...tontamente abandonado.

EA: Hombre, habráse visto tamaña insolencia,
tamaña desvergüenza!

MM: Rodrigo vehemente injuria a los incas
pues le han privado de sus propiedades

EA: No hablo de los incas, me refiero a algunos
que gozan contando mis intimidades,
y encima me insulta.

MM: Pues no, yo no he sido

EA: Sí, sí, yo le he oído:
Usted dijo "tonto"

MM: Dije "tontamente"

EA: Bueno, parecido

MM: ¡Parecido no es lo mismo, caballero!

EA: Es que usted está diciendo falsedades

MM: Usted exagera

EA: Reclamo mis fueros

MM: Me atengo a la Historia

EA: ¡Mentiras!

MM: ¡Verdades!
Y yo no discuto con aventureros

EA: Y yo no discuto con "aficionades"

MM: Dirá usted "aficionados"

EA: La rima es lo que me inspira.
Yo he dicho "aficionades"
en lugar de "aficionados"
porque usted dijo "verdades"

MM: ¿Con que yo dije "verdades"?
Luego usted dijo mentiras...

EA: Terco y duro como una pared

MM: Y eso, ¿con qué rima?

EA: Con usted, hombre, con usted

DR: ¡Haya paz! ¡Haya paz!
Don Rodrigo, relator, que la calma no se pierda,
que si seguís discutiendo os vais a ir a la...
¡Haya paz!

MM: Quinientas leguas al norte, prosigo,
en un bosque encuentra nativos Rodrigo
que bailan y cantan con dulces sonidos.

CORO: Conozca nuestra cumbia
que es el baile nacional.
Visite usted Colombia
y su ciudad capital:
Bogotá.

EA: Colombia, Colombia... Colom... ¿es que ya ha pasado por aquí don Cristóbal? Pues nada, de hoy en adelante este país se llamará ¡Rodrigombia!
Decidme nativos, ¿do están los tesoros?
¿do están las minas de plata y de oro?

CORO: No tenemos

EA: ¿Tenéis por aquí piedrecillas brillantes,
zafiros, rubíes, topacios, diamantes?
CORO: No, no, no.

EA: ¿Estaño, antimonio, cobre o manganeso?
CORO: Nada de eso

EA: ¿Carbón, piedra pómez?
CORO: Nones

EA: ¿Botellas vacías?
CORO: No

EA: ¿Ropa usada?
CORO: No

EA: ¿Pero es que no tenéis nada?

CORO: Tenemos un buen café,
aromático y sabroso:
café de Rodrigombia.

MM: Al ver don Rodrigo que nada consigue
con rumbo nordeste su viaje prosigue.

EA: Al llegar cerca del mar
rogué que no se extinguieran mis fuerzas
que entonces eran por demás flacas.
Me inspiré tomando el nombre de los indios del lugar
y en aquel hermoso lar fundé ¡Caracas!
Fundé Caracas,
y acerté a fundarla en tan hermoso valle...

MM: ¡Fundó Caracas, dice!

EA: ... en tan hermoso valle...

MM: "Acerté a fundarla"... acertó a fundarla... y tanto acertó que la fundó en pleno centro de Caracas... ¡que ya estaba fundada!... y él no lo vio.

EA: Y bueno, hombre, con el apuro...

MM: Los guardias perplejos, y algunos paseantes,
intentan prenderlo y en cárcel ponerlo.
Rodrigo protesta, fiero, desafiante.

EA: Mi honra está en juego y de aquí no me muevo.

DR: Por ante este tribunal se condena a don Rodrigo Díaz de Carreras a la pena de destierro en la isla de Puerto Rico, por los delitos de portación de armas y fundación ilícita.
Archívese...lo...bien...a él!

EA: Estando el barco al llegar a donde cumplir mi pena,
de esclavos oigo un cantar que a negro destino suena.

DR: Chabaia nenge nimón
Solangangaina eimo
Sabania nengueneón
Sanga iobai oengo
Samanga neingenón engo engo
Samanga lenguenguelón
Samanga lenguelón
Samanga len, golén
Maga senguelá
Achicoria!
Sabai enguelá
Guana, guana, guana que tal
Aiamete, aie ie
Achicoria!
Aia queteie ie
Obaiasá, iequete, obaiasé, ie ie
Obaiasá
Achicoria!
Aiá yo, acá tu
Aiá tu, acá yo
Aiá yo y tu, acá...
Achicoria!
¡Sapa, talaca, salapalacatá!
¡Sapa, talaca, salapalacató!
¡Achicoria!
¡Ay, ay ay ay ay!
¡Uay, ay ay ay ay!
Acatócoyo, acatócoyo, acatócoyo
Acatocábayo.

EA: Mas, ni bien llegué a tierra firme fui de pronto conmovido por los ojos renegridos de una morena. Y revivieron mis sueños de viejo conquistador, sed de guerra, del amor que el alma llena. Ya vendrá otra gente a conquistar las Indias; yo, me quedo aquí a conquistar ¡mi negra!

CORO: No hay en la vida nada

EA : como mi negra

CORO: nada, nadita, nada

EA: como mi negra

CORO: no hay en la vida nada

EA: como mi negra

CORO: nada, nadita, nada

EA: como mi negra
¡a ver ese piano!
Sabor, chico, sabor

DR: Sabor chico, sabor chico

EA: Ieva, Ieva, caballero

DR: Ieava, ieva, caballo, caballero!

EA: Eche un pregón...

DR: A cantar, a cantar

EA: Sí moreno

DR: A bailar a bailar

EA: Sí papacito

DR: A gozar, a gozar

EA: ¡azuquita!

DR: ¡achicoria!

EA: Hoy la brisa está tan suave...
CORO: ...como mi negra

EA: que los juncos se bambolean...
CORO: ...como mi negra

EA: y la música es tan bonita...
CORO: ...como mi negra

EA: que es tocada por todo el mundo...
CORO: ...como mi neg...

No hay en la vida nada
como mi negra,
nada, nadita, nada,
como mi negra.

EA: Y aquí se acaba la historia de don Rodrigo
¡y el show, chico!

CORO: ¡se acaba! (bis)
¡Y se acabó!

Espectáculo:
Espectáculo:
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Disco:
Video:
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Formación:
M. Mundstock: Presentación

M. Mundstock: Relator / güiro
E. Acher: Don Rodrigo Díaz de Carreras /congas
C. López Puccio: Nativo / sonajas, bajo eléctrico, platillo, guiro y timbaletas - coro
J. Maronna: Nativo / guitarra, sonajas, charango, bajo eléctrico y cuatro - coro
C. Núñez Cortés: Inca / piano, pandereta, pincuyo y cencerro - coro
D. Rabinovich: Nativo / congas, bombo legüero, tom de pie, platillo y cencerro - coro


Título completo:

"Cantata del Adelantado don Rodrigo Díaz de Carreras, de sus hazañas en tierras de Indias, de los singulares acontecimientos en que se vio envuelto, y de cómo se desenvolvió" (Cantata)


Curiosidades:

En versiones posteriores, los indios Comechingones fueron reemplazados por los indios Pampas.

"En la historia del grupo, la palabra que mayor número de traducciones ha requerido es la expresión "minga-minga", con la que los indígenas americanos reciben una estúpida propuesta de sus descubridores en la "Cantata de Don Rodrigo...".
Estas fueron las versiones domésticas del minga-minga:

"Puñetas, puñetas"(centro de España);
"Una leche, una leche" (norte de España);

"Las pinzas, las pinzas"(Chile);
"Ni madres, ni madres"(México);
"Na'ape, na'ape"(Paraguay);
"Pistola, pistola"(Colombia);
"Mongo, mongo"(Venezuela).

"...La "Cantata de Don Rodrigo..." fue una creación relámpago. Se elaboró en dos noches, cuando faltaba apenas una semana para el estreno de 1977 y notaron que el espectáculo estaba corto. Fue creada por Maronna, Acher y López Puccio, encerrados en casa de este último. La primera noche se escribió el texto y en la segunda se pusieron de acuerdo sobre tonalidades y piezas musicales. Maronna y Acher se marcharon con los pentagramas vacíos y volvieron 24 horas más tarde con las composiciones..."

"Les Luthiers de la L a la S" / Daniel Samper


Historia de Don Rodrigo:

Cuando estábamos preparando lo que luego sería “Mastropiero que nunca” ocurrió algo rarísimo. Carlitos era el maestro de ensayos y con su acostumbrada meticulosidad, a medida que avanzábamos en la preparación y se iban ajustando las “puestas en escena”, iba tomando los tiempos de las obras para establecer la duración total. El final del show estaba reservado para la “Visita a la Universidad de Wildstone” y todo iba aparentemente viento en popa hasta que, faltando poco más de una semana para el estreno, nos dimos cuenta que nos faltaban como veinte minutos de espectáculo!!! Revisamos y revisamos y no había caso, tal vez entusiasmados con las cosas fantásticas que iban saliendo nos habíamos confiado pero nos habíamos quedado muy cortos... Empezamos a revisar los papeles buscando alguna idea salvadora, en la “carpeta creativa”, en los apuntes, casi en cuanto papel estuviera rondando por nuestras casas. Hasta que en una reunión se decidió intentar hacer algo con una idea que se me había ocurrido un tiempo antes y que estaba por ahí arrumbada: dado que estaba de moda hacer “cantatas” históricas la propuesta era contar las aventuras de un adelantando español muy despistado que en vez de entrar por el Caribe y bajar, entraba por el Río de la Plata y subía, “a contramano de los conquistadores”. Tenía muchas puntas para explotar por la posibilidad de mostrar las diferentes músicas a lo largo de su recorrido y además terminar en el Caribe con una “salsa”, con lo que podía ser un mejor candidato para cierre de show. La comisión la formamos Jorge, Pucho y yo, y “Don Rodrigo” fue una de las obras más largas del repertorio y la que ostentó el record de menor tiempo: tres días (y sus noches, claro...)
El primer día armamos el recorrido y el esquema general de relato, el segundo día escribimos los textos, Jorge y Pucho fueron haciendo los ajustes y coordinando con Marcos, que sería el relator, mientras yo ponía los textos de Don Rodrigo en verso de pie quebrado, y a la par de todo esto Jorge componía las intervenciones de Don Rodrigo, yo los temas de los distintos episodios y Pucho hacía los ajustes finales y coordinaba semejante operativo. Claro, no era cada uno por su lado, todos hacíamos un poco de todo y a una velocidad de vértigo... Pero la cosa no terminó ahí... Don Rodrigo había sido pensado para Daniel y al comenzar los ensayos nos encontramos con que a Daniel no le resultaba fluido el acento español y el tener que apegarse a un texto “fijo”, por otra parte larguísimo, lo tenía incómodo y no muy a gusto. Y en eso se fueron un par de ensayos, y otra vez atrancados, y con la fecha encima... Mi memoria ya no es muy buena pero creo recordar que hubo una postergación de una semana. La cuestión es que luego de ese par de ensayos y muchos nervios Marcos propuso que yo hiciera Don Rodrigo y que Daniel pasara a jugar de “líbero” en el grupo instrumental. Y resultó un buen enroque pues creo haber hecho un buen Don Rodrigo y además Daniel, al estar suelto, estaba en su salsa inventando gags.
En el video de “Mastropiero que nunca”, sobre el final, se nos ve a Marcos y a mí tratando de taparnos las caras, y no era fingido porque estábamos muertos de risa por la cosas que Daniel decía en medio de su delirio de “Aquí toco yo”. Y cada vez que lo hacía agregaba cosas, algunas “publicables” y otras no, pero dichas con tal habilidad que el público no se enteraba...
Aunque no compartida por todo el grupo, mi convicción es que la “Cantata de Don Rodrigo” fue uno de los mejores y más exquisitos productos de una irrepetible época de Les Luthiers.

Ernesto Acher/ www.ernestoacher.com

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