La Hija de Escipión
(Fragmento de ópera)
"Con Les Luthiers y Sinfónica"
Estadio Olímpico, Sevilla, España, 2 de Septiembre, 2004


MM: El crítico musical Harold Schönstein escribió cierta vez sobre el célebre compositor Johann Sebastian Mastropiero lo siguiente: "Al oír un fragmento de cualquier ópera de Mastropiero se reconoce inmediatamente la mano del compositor; por su estilo, por su fuerza expresiva, y sobre todo porque la música es siempre la misma. Tiene un modo de componer óperas que es un verdadero modus operandi, como los delincuentes famosos; mejor dicho, como otros delincuentes famosos. Por lo tanto", concluye, "no comentaré más sus estrenos, enviaré al cronista de sucesos". Poco después, salió publicada la siguiente crónica de una ópera de Mastropiero, dice así: "Al levantarse el telón comparece el tenor (sexo masculino, contextura mediana), y dando muestras de encontrarse alcoholizado, increpa a la soprano, (contextura robusta, sexo indefinido), y le exige reanudar su relación; ésta se niega, profiriendo alaridos y gritos desaforados, como si cantara. Ante lo cual, el arriba mencionado, en estado de emoción violenta, extrae de entre sus ropas una pistola y le efectúa un disparo a bocajarro con orificio de entrada en el abdomen, y orificio de salida... y orificio de salida. Luego, arrepentido por el ilícito, toma entre sus brazos a la soprano (aproximadamente un tercio de la misma); la damnificada, se repone satisfactoriamente de sus heridas y, decidida a perdonarlo, lo estrecha en un fuerte abrazo. El tenor lanza un estridente si bemol agudo, que parecería en principio un pedido de auxilio. La escena finaliza sin tener que lamentar víctimas ni daños materiales".
Esta escena es, precisamente, la que no vamos a escuchar a continuación, ya que ninguno de los integrantes de Les Luthiers se avino a representar el rol de la soprano, también se negaron las instrumentistas de la orquesta; en cambio, interpretaremos un fragmento de otra ópera de Mastropiero, pero que lleva la misma música. Es la escena de "Daniel el seductor ante la ventana de Juana María del Sagrado Corazón" de su ópera "La hija de Escipión".

DR: Soy Daniel el seductor
y a la muy hermosa Juana
vengo a cantarle mi amor
al pie de su ventana

CORO: Date prisa señor,
pues al alba despierta su padre.

DR: Terminaré antes de que amanezca.

CORO: Date prisa señor...

DR: de que amanezca...

CORO: date prisa señor

DR: de que amanezca...
¡Mas rápido no puedo!

CORO: Comienza de una vez.

DR: Juana, ya sé que es tarde,
espero que puedas perdonarme;
asómate, casta Juana,
asómate a la ventana.

CORO: No te ha escuchado,
debes llamar su atención.


DR: Soy Daniel el seductor
y he venido a cantarte mi amor,
y he venido a cantarte mi amor.
¡Juana!

CORO: ¡Nooo!

JM: No, que puede escucharte su padre, Escipión.

DR: No temo la ira de un anciano.

CNC: Es una locura desafiar la prohibición
de cortejar a Juana María del Sagrado Corazón,
la más noble, la más pura, la hija de Escipión.

DR: No temo a ese viejo cretino.

JM: Escipión ganó su fama
luchando contra los infieles,
por eso el pueblo le llama:
Escipión el...

DR: ¡No me importa!

JM: Escipión el...

DR: ¡No me interesa!

JM: ... el asesino sanguinario.

DR: No me agradaría molestarlo.

CNC: Cántale ahora, es tu oportunidad,
se ve la sombra de Juana,
con toda claridad,
en la ventana
.

CORO: Escipión asesinó
a cuarenta y dos sujetos
porque él consideró,
consideró,
que a su hija le faltaron
el respeto.

DR: Soy Daniel el respetuoso seductor,
y he venido a cantarle mi amor;
adoro su mano – no – no – no - no
adoro su pelo – lo – lo – lo -lo
adoro su boca, también.

CORO: Su padre ha despertado,
CNC: de solo verlo me aterro
CORO: finge que eres un perro.

DR: Gua gua guau, gua gua gua guau

CLP: Ya se fue, se fue, se fue.

DR: Juana, ya sé que es tarde,
espero que puedas perdonarme

CNC: Escipión algo ha escuchado,
alguna sospecha abriga,
finge que eres una amiga.

DR: Soy tu amiga Leonor,
y he venido a cantarte mi amor

CORO: ¡Nooo!

¡No lo has engañado,
con gesto amenazador
su espada ha desenvainado!
Finge que eres un ave,
canta como el cuclillo

DR: ¿El qué?

CORO: el cuclillo.

DR: Clu, clu, clu

nunca vi un cuclillo en mi vida

CORO: ¡La grulla, el estornino!

DR: ¡Guau guau guau!

CORO: ¡No, algún ave!

DR: ¿La gallina es un ave?
Co – co – co
la gallina canta co – co
¡co – co – co – co – co – co – co!
¡ese es el gallo!

(entra MM: Escipión, con una espada en la mano)

¡kiriki – ki – ki – ki – ki!
la gallina ¡co – co – co – co – co!
¡co – co...!
¿cómo le va?

¿Cómo le va don Escipión? ¡Qué bonito pijama, qué elegante se lo ve!
Parece la sota de espadas...
¿Qué anda haciendo por aquí a estas horas de la noche?

MM: Cazando gallinas
¡te mataré gallina!

DR: ¡Miau, guau! Muuu

MM: Sólo un príncipe puede pretender
a Juana María del Sagrado Corazón
la más noble, la más pura,
la hija de Escipión.

DR: Usted no entiende mi situación,
tenía una ilusión ingenua y sincera,
ansiaba estar con ella un momento
aunque solo fuera;
pero ahora comprendo
que era una quimera.

MM: Tu sinceridad me ha conmovido,
nunca me engaño con la gente;
veo que eres de sangre noble,
y además, honesto y valiente;
por mi fe: tendrás lo que has pedido
.

DR: ¿Y yo qué he pedido?

MM: Juana será tu esposa.

DR: Vea, don Escipión, permítame llamarlo Esci

MM: Puedes llamarme Pá.

DR: Vea Don Pá... yo no soy noble.

MM: El dinero también da nobleza.

DR: Pero yo soy muy pobre, y mi familia también; son años que arrastramos esta penosa situación económica que nos embarga.

MM: Me gusta tu franqueza.

Te casarás con Juana,
de mi decisión me fío,
tendréis una boda cristiana.

DR: Hay algo más: soy judío.

MM: Quien no escucha ni dialoga
tiene el corazón vacío;
casaos en la sinagoga,
pero que no vaya ni un judío.

DR: Pero, si voy yo...

MM: Ni peros, ni sermones,
yo también he sido joven
y entiendo que cuando se ama
no debe haber
no debe haber
condiciones.

DR: Pero, entonces, ¿consentís nuestra relación?

MM:

DR: ¿Sin condiciones?

MM: Ajá

DR: ¿Y puedo terminar mi canción?

MM: Harás que me emocione.

DR: Juana, ya sé que es tarde
espero que puedas perdonarme;
cada noche que pasamos en tu lecho
es inolvidable;
pero hoy no podré quedarme
porque me espera mi esposa.

MM: Hija, estoy indignado;
¿Es ésto lo que has aprendido
de todo lo que te he enseñado?
No me importa que sean judíos;
no me importa que sean pobres;
¡Lo que me indigna es que no les cobres!

Espectáculo:
Espectáculo:
Espectáculo:
Espectáculo:
Espectáculo:
Video:
Video:
Video:
Disco:
 


Formación:

M. Mundstock: Presentación

D. Rabinovich: Daniel el seductor (barítono)
M. Mundstock: Escipión (bajo)
C. López Puccio: coro
J. Maronna: coro
C. Núñez Cortés: coro

Orquesta Filarmonía de Madrid - Director: Juan José García Caffi

Les Luthiers online