LP: Permiso, majestad
DR:
Pasen
LP:
Permiso...
DR:
Pasen
LP:
Permiso
DR:
¡Pasen dije!
LP:
Majestad, ya ha llegado su prometida, la princesa Bicisenda...
la mujer que el Consejo eligió para ser su esposa, la
que nos dará un príncipe heredero, y con todo respeto,
Majestad, con inmenso respeto, ya nos hemos permitido componerle una
canción de bienvenida.
DR:
¡Espero que sea buena! Lo deseo por vuestra salud "cuéllica".
¿Qué tal es ella?
JM:
Es joven, bella, atractiva.
DR:
¿Es tan hermosa como dicen?
LP:
Sí, sí, Majestad. Es muy, muy, muy, muy, muy hermosa.
DR:
Dime más
JM:
Es...hermosísima.
DR:
Más
LP:
¡Es una potra!
DR: ¡Mucho cuidado con lo que dices! Estás hablando de
mi futura esposa. ¡Una insolencia más y te hago cortar
la cabeza! Describe su belleza.
LP:
No encuentro palabras Majestad
DR:
¿Es atractiva?
JM:
¡Sí! ehh.... ¡no!
DR:
¿Dices que no es atractiva?
JM:
Es... más o menos.
DR:
¿Es femenina?
LP:
Más o menos.
DR:
¿Dices que mi prometida no es femenina?
LP:
Sí, sí, Majestad, enseguida se nota que es de sexo femenino.
Tiene un "no sé qué"
DR:
¿Nada más?
LP:
Tiene dos "no sé qués"
DR:
¿Cómo osas proferir una insolencia tan grande?
LP:
¿Grande?... ¡No!, ¡no hablaba del tamaño,
Majestad... no
no
DR:
¡Basta! Háblame de su belleza interior.
JM:
Majestad... yo apenas si me atreví a mirarla por afuera.
DR:
¡De su belleza interior!
LP:
Usa unas bombachitas preciosas.
DR:
¡Qué dices!
LP:
¡Rosas
!
DR:
¡Animal!
LP:
¡Azules!
DR:
¡Te mataré!
LP:
¡No usa nada! ¡No usa nada!
DR:
¿No usa nada? ¿Seguro?
LP:
Sí seguro, yo le miré todo, Majestad.
DR:
¡Oh!, ha llegado la princesa Bicisenda, ya está en el
balcón de las prometidas. Comenzad a tocar la canción.
Hacedle creer que yo soy bondadoso, porque si no, no se querrá
casar conmigo. ¡Hacedla caer en mis brazos!... metafóricamente...
LP+JM:
Bienvenida a esta comarca.
sabiamente has elegido
como futuro marido
a nuestro amado monarca
Nuestro rey se hace amar,
es un rey extraordinario
y si fuera necesario
estaríamos dispuestos a morir en su lugar
LP: Creemos que tu beldad
hará del rey, un demonio;
temíamos que su ancianidad
impidiera el matrimonio
JM:
Bendito sea este día
en que te vas a casar,
en la corte nadie creía
que alguna pudiera aceptar.
LP:
Es que el rey, hay que confesarlo,
ya no es lo que era antaño,
pero tú trata de imaginarlo
hace sesenta años.
JM:
Se nota que su majestad
rejuvenece cuando te ve,
normalmente por su edad
le cuesta sostenerse en pie.
LP+JM:
Nos vas a seducir con tu atuendo
en las fiestas más pomposas
cuando aparezcas vistiendo
sólo tu bombachita rosa.
En
la alcoba nupcial vas a lograr
encender al septuagenario;
y si fuera necesario...
...estaríamos dispuestos a ocupar su lugar.