El refinado humor que nunca caduca

Les Luthiers hace de sus recopilaciones una razón lo suficientemente atrayente como para reencontrarse en directo con aquellos hits descubiertos en vivo décadas atrás. Este es el caso de ¡Chist! el espectáculo que presentan en Rosario.

El compendio de las enormes virtudes de Les Luthiers es el que permitirá, siempre, que cada antología cobre la fuerza de un estreno. Capaces de trasladar a las salas aquello que los grandes grupos musicales han logrado con sus discos, el legendario proyecto humorístico teatral musical hace de sus recopilaciones una razón lo suficientemente atrayente como para reencontrarse en directo con aquellos hits descubiertos en vivo décadas atrás, y repasados hasta el cansancio en discos o video. Así, ¡Chist! (el trabajo que el pasado viernes estrenaron, como es habitual, en Rosario, y con el que esta noche volverán a presentarse en el Auditorio Fundación, desde las 20) es un repaso por creaciones que se reordenan en una estructura eficaz, hilarante, siempre genial.

¿En qué punto puede un chiste perder su efectividad? ¿Hasta dónde puede exprimirse la productividad de una fórmula? Si en lo burdo las respuestas brotan rápidamente, en Les Luthiers esos interrogantes se convierten en incógnitas sin resolución a la vista. Cuanto menos, la antología montada en ¡Chist! demuestra la natural convivencia de piezas creadas a fines de los 70 con otras presentadas por primera vez en Bromato de armonio, de 1996. No hay caducidad en la efectividad del humor en Les Luthiers, a partir de una fórmula creativa que no tiene secretos, pero sí una complejidad difícil de emparentar. La inteligencia aplicada al lenguaje, la enorme ductilidad compositiva e interpretativa de sus componentes y la cohesión actoral que logran en escena han marcado la historia de un grupo que sostiene intacto su romance con antiguos espectadores, y despierta vínculos con un público joven que, se sabe, mantendrá su lealtad de aquí en más.

Ante un Auditorio Fundación colmado (condición que seguramente se repetirá también desde este jueves hasta el domingo, en una programación que cerrará el 27, 28 y 29 de este mes), ¡Chist! abrió con el número que funciona como hilo conductor de la antología: "La comisión", de Bromato de Armonio. Con Mundstock y Rabinovich como miembros del Frente liberal estatista Lista Azul y designados integrantes de la Comisión de mantenimiento y actualización permanente de la canción patria (la impronunciable Cmapcp), el número se extiende a lo largo del espectáculo, centrándose en los encuentros y avances en la tarea que deberá llevar a cabo el maestro Magiacaprini que interpreta Carlos Núñez Cortés.

La primera (y celebrada) mención a Johann Sebastian Mastropiero da paso a "Manuel Darío", con Daniel Rabinovich como el dedicado pero poco agraciado creador de canciones con intención de éxito. Presentado por primera vez en 1994, el número no ha perdido vigencia (como cada uno de los que lo acompañan en esta puesta), y juega con algunos de los tópicos reiterados en el repertorio de Les Luthiers: la mirada ácida sobre la música, su banalidad y, también, sobre la crítica.

En "Sólo necesitamos", el folk de aires campestres es el soporte con el que Carlos López Puccio y Jorge Maronna le dan forma a una protesta de fines ecologistas. Y si allá por 1983 (cuando su presentación formal en Por humor al arte 1983) el planteo resultaba novedoso, el tiempo transcurrido refuerza la significancia de la lucha de aquellos que trabajan con lo(s) verde(s) entre ceja y ceja.

Previo a "La hija de Escipión", una de las piezas con mayor presencia en los espectáculos de LL, hay un nuevo juego con la labor de la crítica, esta vez con un impecable cruce con la jerga policial. La aparición del Campanófono a martillo para la genial "Educación sexual moderna", la siempre efectiva "El rey enamorado" de 1979 y "La redención del vampiro" dieron paso a "Encuentro en el restaurante", estrenado en 1987, en las celebraciones por el vigésimo aniversario del grupo. Quedaría lugar también para el despliegue de Núñez Cortés y Maronna en el dúo de piano y Bolarmonio de "Rhapsody in balls" y para el regreso a los escenarios del celebrado "El explicado", que conformaron la dupla de bises elegida para esta función inaugural.

En poco menos de dos horas, Les Luthiers releyó parte de su enorme repertorio y ratificó que su humor va más allá del tiempo y la coyuntura, que sus fórmulas se sustentan en el trabajo, la inteligencia y la enorme capacidad de sus miembros, responsables de sostener vivo un proyecto que ya es un hito. Una leyenda que se sigue construyendo desde la escena. Con novedades o con sus clásicos. Con obras que desde hace tiempo deberían ser parte de estudio para los músicos. Y, también, para los críticos.

Por Edgardo Pérez Catillo
Página/12 (Rosario/12)
Domingo 15 de Mayo de 2011


Les Luthiers: humor en familia

Con más de 43 años de carrera, el quinteto que asegura que ya funciona como un grupo familiar, habla de ¡Chist!, una antología de sus mejores obras.

ROSARIO.- Un espectador hace callar a otro, sentado detrás de él, en la función de ¡Chist! . "No me arruines los remates. Yo también los conozco", le suplica. Les Luthiers tiene, además de espectadores, fanáticos. Rosario es el lugar elegido desde hace varias temporadas para iniciar la gran rueda que mueve a sus espectáculos. En la agenda del quinteto, existen compromisos hasta 2014, en la Argentina y en España, donde nuevamente fueron nominados al Premio Príncipe Asturias a las Artes 2011.
Los cinco buscan el diálogo. No les interesa tanto el papel de entrevistados, pregunta-respuesta y pregunta-respuesta otra vez, como mantener una conversación. Están sentados a una mesa larga, uno al lado del otro, pero ellos se encargan de crear un círculo. "Somos amigos y somos familia. Ambas. El trabajo nos une y, a veces, una actividad individual nos separa. Creo que uno de los crecimientos más importantes del grupo fue valorar las individualidades y permitir el desarrollo de cada uno. Es una convivencia muy buena. Ningún grupo de enemigos puede hacer una fiesta como la que hacemos nosotros tantas veces por semanas", dice Daniel Rabinovich. Marcos Mundstock se concentrará en una hoja de papel durante toda la charla. Acotará y festejará los chistes de sus compañeros, pero la vista la tendrá siempre sobre la hoja y más tarde develará qué trama.
Autores colectivos

En esta antología llamada ¡Chist! Les Luthiers repasa algunas de sus obras (como llaman a cada uno de cuadros) más famosas: "Manuel Darío", "Bolero de los celos", "El rey enamorado" (esa obra que ayudó a una generación a estudiar los pronombres porque aparecía en un manual de lengua del colegio secundario), "Marchose a lavar la ropa", "Encuentro en el restaurante", entre otras. "La comisión", aquella inteligente y mordaz historia sobre dos políticos oficialistas que acuden a un músico para cambiar el Himno Nacional y crear un mensaje subliminal que capte votos para la próxima elección, recorre el espectáculo. "La densidad del chiste y la risa en esta obra en particular es copiosa. La escribimos para crear risa cada 10 segundos. Es un ritmo ágil para un texto sin groserías", explica Carlos López Puccio.

No hay divismos entre ellos ni autores individuales. Cada uno de sus miembros escribe un guión y lo muestra al resto. Generalmente, Carlos López Puccio, Jorge Maronna y Carlos Núñez Cortés escriben las partituras, pero no hay ninguna fórmula preestablecida. "Nos cuesta mucho esfuerzo montar cada obra. A veces pueden pasar 5 meses desde que aparece la idea hasta que se monta en el escenario. Con las giras tenemos una responsabilidad mayor y reforzamos los ensayos", dice Maronna.
Incluso, a veces, los instrumentos, realizados por su luthier personal, Hugo Domínguez, tardan en hallar una obra en la que puedan lucirse. "Estaba muy preocupado en una gira por Canarias porque llevaba casi un año trabajando con un instrumento, pero no daba con una obra. Se lo dije a Carlos López Puccio y unos días después me golpeó la puerta. «Acá tenés la obra», dijo, y me tiró sobre la cama el guión, que incluso tenía dos finales", recuerda Núñez Cortés.

Un humor universal
No existe un decálogo de Les Luthiers, pero su sello, ese contraste entre lo que debería ser un espectáculo solemne, con música clásica y músicos vestidos de etiqueta, es su rasgo más distintivo. Hay otros rasgos que dotan a Les Luthiers de un humor universal, que entre los cinco enumeran y que definen por su ausencia: malas palabras, escenografía, elementos de utilería (salvo excepciones) y referencias a la actualidad, todas ellas no tienen lugar en sus espectáculos. "No improvisamos y tampoco apelamos al recurso fácil de tentarse en escena. Hay estructuras muy sólidas y me parece horrible", explica Rabinovich.

Llevan más de 43 años de carrera y algunos de ellos pronto cumplirán 70 años. "Mi mayor miedo es perder la memoria, pero por suerte el escenario está lleno de machetes", dice Núñez Cortés. El coro de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires fue el gran aglutinante. Allí, Rabinovich conoció a Núñez Cortés. Mundstock había ido al Colegio Nacional con un primo de Rabinovich y así, fueron sumando a otros conocidos, a López Puccio y a Maronna, hasta formar Les Luthiers. "Nos conocemos mucho, demasiado. Tomá. Mirá qué lindo que te hice", dice Mundstock, y levanta la cabeza y le entrega un retrato a Rabinovich. No lo copió. Lo dibujó de memoria.

UNA VIDA EN NUMEROS
5 Toneladas de carga llevan en las giras
34 son los espectáculos que llevan realizados
44 son los instrumentos informales que poseen
375.000 espectadores vieron Lutherapia , el espectáculo anterior a ¡Chist!
22 personas integran el equipo

LES LUTHIERS POR ELLOS MISMOS

Jorge Maronna

Un defecto: Creo que no soy tan buen actor como mis compañeros.
Una virtud: Soy un buen músico.
Compositor preferido: Bach.
La obra que más disfrutó realizar: "El bolero de los celos".

Marcos Mundstock
Un defecto: Tengo mis propios tiempos, a veces más lentos que el resto.
Una virtud: Tengo buena inventiva.
Compositor preferido: La música clásica hasta el siglo XX y la ópera tradicional.
La obra que más disfrutó realizar: "La comisión."

Carlos López Puccio
Un defecto: Soy bastante inhibido sobre el escenario.
Una virtud: Soy una persona muy creativa.
Compositor preferido: Johann Strauss.
La obra que más disfrutó realizar: "La hija de Escipión."

Daniel Ravinovich
Un defecto: Humildemente, soy demasiado bueno en todo.
Una virtud: Son tantas que no vale la pena enumerarlas.
Compositor preferido: Beethoven, Chico Buarque, Caetano, Serrat y tantos otros.
La obra que más disfrutó realizar: "El bolero de los celos".

Carlos Núñez Cortés
Un defecto: Soy muy impulsivo y me enredo a veces en lo que quiero decir
Una virtud: Tengo una mente muy científica y soy buen músico
Compositor preferido: El jazz, la buena música brasileña, la música clásica y Ravel
La obra que más disfrutó realizar: "La comisión"

29 de mayo de 2011
Laura Ventura // La Nación

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