Fue construido por Carlos Iraldi, asistido por algunos ingenieros, el robot en sí pesaba 80 kilos y estaba dotado de varios motores que le permitían desplazarse por el escenario.
Su fuente de energía era una batería de corriente continua de 24 voltios. (Consimía una batería en una hora)
Poseía trece cornetas con altavoces, una batería de tambores y una extensión de voces de órganos de cuatro octavas.
Antenor sonreía y tocaba, y cuando lo aplaudían hasta se ponía colorado.
Todas estas funciones eran gobernadas desde bambalinas por control remoto, por tres personas a la vez: Daniel Rabinovich controlaba las expresiones faciales, Ernesto Acher la parte musical y un asistente el desplazamiento.
Aunque para el público el único que se comunicaba con Antenor y le ordenaba qué hacer era Carlos López Puccio quien, cuando no obedecía, lo amenazada con una llave francesa de utilería.
Se estrenó en la obra: Trío Op. 115 de "Les Luthiers Hacen muchas gracias de nada" (1979)
"El abuelo de Antenor es Leonardo Da Vinci. Haberlo construido y verlo ir de un lado a otro sobre el escenario sin cables que lo muevan, es mi mayor logro y orgullo y mi gran homenaje a ese gran inventor que fue Leonardo"
Carlos Iradi (Revista Gente, 1979)
Para la Expo Les Luthiers 40 años, Antenor fue reconstruido por Hugo Domínguez.