Versiones bien calculadas y dosificadas
La Nación, 1 de junio
de 1975
Ante la amplia y bien dispuesta concurrencia que ocupaba por completo
las localidades de la sala (habiéndose habilitado muchas sillas
en los pasillos de la platea), reapareció el conjunto de instrumentos
informales Les Luthiers, e inició una corta temporada en el Teatro
Coliseo, organizada por Lassalle Teatro Cooperativa de Trabajo, con
el auspicio de la Fundación Coliseum.
En anteriores crónicas nos hemos referido extensamente acerca
de las particularidades distintivas de esta simpática y meritoria
agrupación, que practica un género musical cómico
sin mayores pretensiones de trascendencia artística, pero paradójicamente,
realizado con toda seriedad y precisión.
Las versiones aparecen muy bien calculadas y dosificadas, tanto en lo
relativo a las partes instrumentales y a efectos sonoros, como al diálogo
y pantomima de esos burlescos números, donde nada parece librado
al azar, a la improvisación del momento, sino que es el fruto
de una tarea previa reflexivamente encarada.
Su repertorio incluye una serie de números de distinto ambiente,
parodias de diferentes géneros musicales, que son enfocados,
como decimos, con claridad, sentido del humor y lucidez mental; son
salpicados a veces con chistes y ocurrencias, algunos de ellos oportunos
y espirituales, y otros menos felices.
Según estas directivas y junto a algunos números ya conocidos
y apreciados en anteriores actuaciones, Les Luthiers brindaron en su
nuevo programa varias interesantes creaciones. Desfilaron sucesivamente
Sol la si la sol la do do si,
evocación de un lied germánico de comienzos
de la centuria anterior; Mi aventura
por la India (guarania), donde se alude al folklore litoraleño;
La yegua mía (triunfo),
relativa al cancionero gauchesco, y para finalizar, el ballet El
lago encantado (parodia de El lago de los cisnes, de
Tchaikowsky, que recurre al título de una producción sinfónica
de Liadoff) que constituyó sin duda la estampa más graciosa
y lograda, en conjunto, con su oportuno remedo de las partituras de
la producción danzante de finales del siglo pasado, y alusión
a los pasos y evoluciones de los bailarines.
Excelente fue la labor interpretativa de los componentes del conjunto,
mencionados más arriba, que rivalizaron en destreza y seguridad.