MM: Culmina
Rodrigo dura travesía;
se acerca a la costa su fiel carabela
después de seis meses de brava porfía.
Desciende orgulloso, y con galanura,
ya clava su espada en la tierra soñada,
la tierra del oro, y de la aventura.
EA: Llegados
a tierra firme,
con nativos pronto dimos
CORO: ¡Nos descubrieron!
¡Por fin nos descubrieron!
EA: Y en convite conocimos sus tolderías
CORO: ¡Pasen y vean qué lindas tolderías!
EA: Al
conocer sus tesoros despertó mi idea fija
y al final cambiamos oro por baratijas.
MM: ¡Oro
por baratijas! ¡qué abuso! ¡qué trueque tan
desigual!
Después del canje don Rodrigo guardó en un cofre
lo que había obtenido: montañas... de baratijas.
EA: ¡Tramposos!
¡Aprovechadores! ¡devolved el oro!
CORO: ¡Minga! ¡Minga!
EA: Rescatemos
nuestro oro, mis valientes
con coraje, con la espada, con los dientes;
mi honra está en juego,
y de aquí no me muevo.
CORO:
¡Uououououo!
MM: ¡Firme
ante el enemigo!
¡Firme, con valor!
¡Firme don Rodrigo!
Y don Rodrigo...
firmó la rendición.
Echa a
andar Rodrigo tras mejor estrella
leguas y más leguas hacia el rumbo norte.
Le siguen sus huestes en la heroica huella
a través de montes, de valles, de sierras.
Mas, destino esquivo, encuentra nativos
que al cantar auguran sus sones de guerra.
CORO: Somos comechingones muy renombrados;
joyas, collares, mantas, vendemos en el mercado,
y a los que no nos compran nos los comemos asados.
EA: No
conseguiréis asustarme tras tan larga travesía;
he venido a conquistarles y a vender artesanía.
Mi honra está en juego y de aquí no me muevo.
CORO:
¡Ia ia ia ia!
EA: ¡Sí
me muevo!
MM: Y
huye don Rodrigo otra vez al norte; triste, sin su tropa, huye solitario.
Descarga del hombro su pesado cofre, y haciendo un alto, anota en su
diario:
EA: Ayer
dimos con un grupo de nativos y fuimos atacados, con todo éxito.
He debido proseguir solo esta marcha, ya que los indios decidieron quedarse
a comer con los soldados; digo, "a" los soldados.
MM: Y
en varias jornadas de marcha muy dura, llega a una meseta de increíble
altura.
EA: Llegué a tierras altiplanas
arrastrando con porfía
mi cofre de artesanías,
magra fortuna.
Allí encontré indios buenos
que al ver mi traza ruinosa
me cantaron una hermosa
canción de Puna.
CORO: Duérmase, don Rodrigo, duérmase.
Cierre sus ojitos,
no los deje abiertos
que si no se duerme
se va a quedar despierto.
Duérmase, duérmase
duerma don Rodrigo
duérmase, duérmase
vamos duérmase, duérmase
de una vez.
LP: ¡Arrorró!
MM: Diez
horas duró este "arrullo puneño". Rodrigo, agotado
por tal cortesía, prosigue su viaje en busca del sueño,
del sueño de gloria.
EA: (desperazándose) Disculpe
MM: Del
sueño de gloria que alienta sus días:
descubrir poblados, conquistar reinados,
y vender si puede las artesanías.
EA: Con
mis fuerzas casi extintas
a vasto imperio llegué;
puse pie en tierra de incas,
o sea, hice hincapié.
MM: Y
llega Rodrigo en día de fiesta,
ve galas, pendones, banderas, y cintas;
y una muchedumbre, que hasta pavor da,
que colma el camino real de los incas,
que los nativos llamaban "Avenida de los de Acá".
EA: Y
vide pompa y boato como no vi en cortes nuestras:
sacerdotes, oficiantes, nobles, jefes, consejeros;
y vide tres mil guerreros que de poder daban muestras,
esclavos y servidores... y como diez mil extras.
CORO: Somos los incas.
CN: Somos
los incas,
un pueblo incansable,
nuestras riquezas
son incalculables.
Abominamos de incautos e incapaces,
pero nuestras canciones
son todas inca-ntables.
MM: La
gala imponente del fasto aborigen
recuerda a Rodrigo su sino glorioso,
el noble designio que al viaje dio origen;
y encarando al Inca, anuncia gozoso:
EA: ¡Artesanías!
¡Vasijas de barro, ponchos, mates, boleadoras, todo a mitad de
precio!
MM: Rodrigo
es prendido por doce nativos,
mas lucha, se zafa y proclama altivo:
EA: ¡Deteneos,
ignorantes, atrasados!
Desde hoy quedáis todos conquistados.
Mi honra está en juego, y de aquí no me muevo.
CORO:
¡Uo uo uo!
MM: Quinientas
leguas al norte, Rodrigo, un tanto agitado,
triste nota que los incas del cofre se han inca-utado.
El cofre que fue en la huida olvidado, descuidado,
o digamos que fue en verdad...tontamente abandonado.
EA: Hombre,
habráse visto tamaña insolencia,
tamaña desvergüenza!
MM: Rodrigo
vehemente injuria a los incas
pues le han privado de sus propiedades
EA: No
hablo de los incas, me refiero a algunos
que gozan contando mis intimidades,
y encima me insulta.
MM: Pues
no, yo no he sido
EA: Sí,
sí, yo le he oído:
Usted dijo "tonto"
MM: Dije
"tontamente"
EA: Bueno,
parecido
MM: ¡Parecido
no es lo mismo, caballero!
EA: Es
que usted está diciendo falsedades
MM: Usted
exagera
EA: Reclamo
mis fueros
MM: Me
atengo a la Historia
EA: ¡Mentiras!
MM: ¡Verdades!
Y yo no discuto con aventureros
EA: Y
yo no discuto con "aficionades"
MM: Dirá
usted "aficionados"
EA: La
rima es lo que me inspira.
Yo he dicho "aficionades"
en lugar de "aficionados"
porque usted dijo "verdades"
MM: ¿Con
que yo dije "verdades"?
Luego usted dijo mentiras...
EA: Terco
y duro como una pared
MM: Y
eso, ¿con qué rima?
EA: Con
usted, hombre, con usted
DR: ¡Haya
paz! ¡Haya paz!
Don Rodrigo, relator, que la calma no se pierda,
que si seguís discutiendo os vais a ir a la...
¡Haya paz!
MM: Quinientas
leguas al norte, prosigo,
en un bosque encuentra nativos Rodrigo
que bailan y cantan con dulces sonidos.
CORO: Conozca nuestra cumbia
que es el baile nacional.
Visite usted Colombia
y su ciudad capital:
Bogotá.
EA: Colombia,
Colombia... Colom... ¿es que ya ha pasado por aquí don
Cristóbal? Pues nada, de hoy en adelante este país se
llamará ¡Rodrigombia!
Decidme nativos, ¿do están los tesoros?
¿do están las minas de plata y de oro?
CORO: No tenemos
EA: ¿Tenéis por aquí piedrecillas brillantes,
zafiros, rubíes, topacios, diamantes?
CORO: No, no, no.
EA: ¿Estaño,
antimonio, cobre o manganeso?
CORO: Nada de eso
EA: ¿Carbón,
piedra pómez?
CORO: Nones
EA: ¿Botellas vacías?
CORO: No
EA: ¿Ropa
usada?
CORO: No
EA: ¿Pero es que no tenéis nada?
CORO: Tenemos un buen café,
aromático y sabroso:
café de Rodrigombia.
MM: Al
ver don Rodrigo que nada consigue
con rumbo nordeste su viaje prosigue.
EA: Al
llegar cerca del mar
rogué que no se extinguieran mis fuerzas
que entonces eran por demás flacas.
Me inspiré tomando el nombre de los indios del lugar
y en aquel hermoso lar fundé ¡Caracas!
Fundé Caracas,
y acerté a fundarla en tan hermoso valle...
MM: ¡Fundó
Caracas, dice!
EA: ...
en tan hermoso valle...
MM: "Acerté
a fundarla"... acertó a fundarla... y tanto acertó
que la fundó en pleno centro de Caracas... ¡que ya estaba
fundada!... y él no lo vio.
EA: Y
bueno, hombre, con el apuro...
MM: Los
guardias perplejos, y algunos paseantes,
intentan prenderlo y en cárcel ponerlo.
Rodrigo protesta, fiero, desafiante.
EA: Mi
honra está en juego y de aquí no me muevo.
DR: Por
ante este tribunal se condena a don Rodrigo Díaz de Carreras
a la pena de destierro en la isla de Puerto Rico,
por los delitos de
portación de armas y fundación ilícita.
Archívese...lo...bien...a él!
EA: Estando
el barco al llegar a donde cumplir mi pena,
de esclavos oigo un cantar que a negro destino suena.
DR: Chabaia nenge nimón
Solangangaina eimo
Sabania nengueneón
Sanga iobai oengo
Samanga neingenón engo engo
Samanga lenguenguelón
Samanga lenguelón
Samanga len, golén
Maga senguelá
Achicoria!
Sabai enguelá
Guana, guana, guana que tal
Aiamete, aie ie
Achicoria!
Aia queteie ie
Obaiasá, iequete, obaiasé, ie ie
Obaiasá
Achicoria!
Aiá yo, acá tu
Aiá tu, acá yo
Aiá yo y tu, acá...
Achicoria!
¡Sapa, talaca, salapalacatá!
¡Sapa, talaca, salapalacató!
¡Achicoria!
¡Ay, ay ay ay ay!
¡Uay, ay ay ay ay!
Acatócoyo, acatócoyo, acatócoyo
Acatocábayo.
EA: Mas,
ni bien llegué a tierra firme fui de pronto conmovido por los
ojos renegridos de una morena. Y revivieron mis sueños de viejo
conquistador, sed de guerra, del amor que el alma llena. Ya vendrá
otra gente a conquistar las Indias; yo, me quedo aquí a conquistar
¡mi negra!
CORO: No hay en la vida nada
EA : como
mi negra
CORO: nada, nadita, nada
EA: como
mi negra
CORO: no hay en la vida nada
EA: como
mi negra
CORO: nada, nadita, nada
EA: como
mi negra
¡a ver ese piano!
Sabor, chico, sabor
DR: Sabor
chico, sabor chico
EA: Ieva,
Ieva, caballero
DR: Ieava,
ieva, caballo, caballero!
EA: Eche
un pregón...
DR: A
cantar, a cantar
EA: Sí
moreno
DR: A
bailar a bailar
EA: Sí
papacito
DR: A
gozar, a gozar
EA: ¡azuquita!
DR: ¡achicoria!
EA: Hoy
la brisa está tan suave...
CORO: ...como mi negra
EA: que los juncos se bambolean...
CORO: ...como mi negra
EA: y
la música es tan bonita...
CORO: ...como mi negra
EA: que
es tocada por todo el mundo...
CORO: ...como mi neg...
No hay en la vida nada
como mi negra,
nada, nadita, nada,
como mi negra.
EA: Y
aquí se acaba la historia de don Rodrigo
¡y el show, chico!
CORO: ¡se acaba! (bis)
¡Y se acabó!